Para los equipos más grandes y mejores, ganar lo es todo. Aunque en un deporte como el fútbol las victorias se ganan y no se regalan, hay equipos que siguen considerando la victoria como un derecho de nacimiento.
Temporada tras temporada, los aficionados acuden en masa al estadio o lo sintonizan en casa hambrientos y esperando que les den una victoria tras otra. Algunos equipos ganan jugando un gran fútbol que hace volar por los aires a sus rivales, mientras que otros buscan dominar asfixiando al rival y logrando el mismo resultado.
Los espectadores saben lo que van a ver porque este estilo de juego es el que ha dado innumerables resultados, innumerables victorias, montones de alegrías y, lo que es más importante, trofeos.
Aunque en el mundo del fútbol la jerarquía de los equipos en la cima de este deporte ya está decidida, hay momentos en su historia en los que las victorias se detienen. Llega un momento en que el equipo ya no es tan reconocible como antes y los jugadores que antes lo daban todo en el campo parecen una sombra de lo que fueron.
La mentalidad de estos jugadores se pone en tela de juicio y los aficionados que les han visto ganar partido tras partido expresan su frustración tras un periodo en el que no ganan con la misma regularidad que antes.
Hay varias razones para que esto ocurra, algo que les pasa a todos los grandes equipos.
Sobrecarga progresiva a lo largo de las temporadas
Jugar y ganar al más alto nivel implica una gran exigencia para los jugadores. Como equipo con grandes ambiciones de ganar todos los partidos y todos los trofeos, cuanto más avances en los torneos de copa, más partidos tendrás que jugar cada temporada.
Los mejores equipos cuentan con los mejores jugadores, que disputan los partidos más importantes, sobre todo hacia el final de la temporada. Cuando se incluye la posibilidad de que estos jugadores representen a sus países en torneos internacionales, llega un punto en el que entran en juego el cansancio e incluso las lesiones.
Un ejemplo de equipo exitoso que lucha con eso ahora mismo es el Liverpool. Hubo un tiempo, y no hace tanto, en que la Premier League estaba dominada por el Liverpool y el Manchester City, pero esta vez la historia es diferente.
Después de una temporada en la que jugaron todos los partidos posibles en todas las competiciones, esta temporada los Reds parecen aletargados y una sombra de su mejor versión.
Las lesiones que han acumulado esta temporada tampoco han ayudado a su causa y parece que podrían terminar la temporada fuera de los cuatro primeros si no encuentran pronto la forma. En estos momentos, Manchester City y Liverpool parecen dos equipos completamente distintos.
Ganar crea autocomplacencia
Al principio de un ciclo ganador, el hambre y el deseo de alcanzar el éxito están probablemente en su punto álgido. Es un momento en el que se cuenta con un grupo de jugadores en su mayoría jóvenes que rebosan talento y ganas de dejarlo todo sobre el terreno de juego con el objetivo de dejar un legado duradero individual y colectivamente.
Ese hambre es insustituible y por eso, cuando los equipos siguen ganando y ganando, llega un momento en que se vuelven complacientes.
La autocomplacencia cuando se está en la cima viene con el territorio, pero cuando se está en la cima de la montaña, todo el mundo quiere tu corona y siempre hay un nuevo retador.
La racha de 50 puntos del Arsenal en los 19 primeros partidos de la temporada le ha convertido en aspirante al título de la nada esta temporada.
Los jugadores más jóvenes del Arsenal también están dando lo mejor de sí, y eso es una prueba más del proyecto que está construyendo Mikel Arteta.
Se trata de un equipo joven que practica posiblemente el mejor fútbol de Inglaterra en estos momentos y que no muestra signos de desaceleración.
El Manchester City, segundo, ha ganado cuatro de las cinco últimas Premier League. Los Citizens están realizando una buena temporada, pero han dado muestras de complacencia, lo que ha sido denunciado por Pep Guardiola.
Después de su victoria por 4-2 contra el Tottenham Hotspur, describió al equipo como uno al que “[le faltaban] agallas, pasión, fuego, ganas de ganar desde el minuto uno”.
El objetivo de estas críticas era animar a sus jugadores de cara al reto que tienen por delante, pero aún está por ver si sus críticas empujarán al City a remontar la actual desventaja.
Relación rota entre jugadores y entrenador
Después de ganar tres Ligas de Campeones de la UEFA consecutivas con el Real Madrid, Zinedine Zidane anunció su decisión de abandonar el equipo español. La noticia conmocionó a todo el mundo del fútbol, que había visto al equipo de Zidane realizar una hazaña que no se había logrado en los últimos tiempos. A la gente le costó entenderlo, pero Zidane explicó su decisión de marcharse.
“Los jugadores necesitan un cambio. Yo también quiero darles las gracias, porque al final son ellos los que luchan en el campo. Este es un club exigente, nada fácil para ellos, con esta gran historia. Siempre queremos más de los jugadores, y llega un momento en que no puedo pedirles más. Necesitan otra voz para volver a ganar. Si no veo claro que vayamos a seguir ganando, llega un momento en que dices: ‘Mejor dar un paso al lado'”.
Cuando un entrenador está a cargo de los mismos jugadores durante mucho tiempo, existe la posibilidad de que sus palabras y su estilo ya no sean suficientes para motivar a sus jugadores. En ese momento, el club tiene que tomar una decisión y elegir entre cambiar a los jugadores que tiene el entrenador o dejar que se vaya, pero en este caso fue decisión de Zidane marcharse.
A una escala menos exitosa, el Tottenham Hotspur disfrutó de sus mejores años bajo Mauricio Pochettino. Jugaron algunos de los mejores partidos de la liga durante su mandato, pero fue despedido en 2019, apenas unos meses después de llevar al club del norte de Londres a la final de la Liga de Campeones de la UEFA.
A diferencia de Zidane, que tomó la decisión de marcharse, el técnico argentino pidió una reconstrucción porque probablemente tenía la misma sensación de que sus ideas ya no podían servir como fuente de motivación para sus jugadores. La reconstrucción no se llevó a cabo y el club y él mismo se separaron.
Llega un momento en el éxito de un club en el que el equipo tiene que pasar por una revisión de la plantilla. Ya sea porque los jugadores más importantes han pasado su mejor momento o porque otros equipos les han puesto precio, los ciclos de éxito llegan a su fin.
Algunos de los mejores entrenadores que han pasado mucho tiempo en un mismo club sin dejar de tener éxito han supervisado varias renovaciones de la plantilla.
Esto les ha permitido pasar de una época a otra en un mismo club. Sir Alex Fergurson fue famoso por traspasar a jugadores clave como Ruud Van Nistelrooy y David Beckham cuando estaban en su mejor momento y seguir triunfando a pesar de ello.
El tiempo en el fútbol no se detiene para un deporte que crece cada día. Para mantener la regularidad, hay que planificar el futuro en el presente para asegurarse de que el éxito sea duradero.